La cofundadora de la Liga Bioenergética de Provincias, Verónica Geese, destacó que las bioenergías pueden cumplir un rol energético destacado en la matriz nacional y, a la vez, representar la oportunidad del desarrollo regional, social y de desconcentración de la actividad económica, con un menor impacto del medio ambiente.
En una entrevista con Télam, la exsecretaria de Energía de Santa Fe y una de las principales referentes del sector de los biocombustibles se refirió a las necesidades del desarrollo futuro de la industria, su rol en la lucha contra el cambio climático, la puja con los hidrocarburos y las condiciones para un sector más eficiente y competitivo.
Télam – ¿Se abre una nueva perspectiva para el sector de biocombustibles tras la actualización de precios y la prórroga de la Ley 26.093?
Verónica Geese – Está todo el mundo todavía muy sensibilizado por cómo se terminó el año, con pymes paradas cinco meses, sin respuestas, y un estado casi de desesperación de la industria. Pero hoy se entiende que por lo menos hay un buen camino y las próximas semanas con la prórroga de la ley se van a confirmar estas buenas expectativas de empezar otro diálogo con el Gobierno y tener otro espacio en la agencia política y energética.
El sector está tomando parte de un mercado de otros sectores, y esa fricción y desafío lo dirime la ley, la que no se estuvo cumpliendo y es necesario prorrogar.
T- ¿Cómo debería continuar el desarrollo de la industria?
VG- Hay que cumplir el sendero que se programó y sobre todo el control de los cortes. Lo importante es que el Estado tenga la suficiente fuerza para hacerla cumplir, no sólo por decisión política sino también por la estructura en la Secretaría de energía que hoy no existe dedicada a biocombustibles..
El sector debería tener otra preponderancia porque esta en la boca del lobo, en el mismo sector que las petroleras. Es un combustible pero al estar en el mismo sector que un actor tan poderoso y de tanta influencia por más de cien años debería tener un organigrama más fuerte desde lo político y lo técnico.
T – Estamos a pocos meses de la pérdida de vigencia de la ley ¿Qué rescata de esa experiencia de 15 años de promoción?
VG- La ley fue muy buena y pionera en su momento porque ya se hablaba de temas ambientales y de salud pública, de la contaminación que previene utilizar biocombustibles. Además, en esa ley se diagramó un esquema para favorecer a las generadoras pymes, que era algo inédito para una ley, y permitió nacer a 30 empresas que hoy aportan al corte nacional.
Uno de los temas esenciales es que la energía como un bien estratégico y ligado al derecho humano y el desarrollo social tiene que estar en manos de mucha mas gente, y ese es el potencial de las energías renovables y no en manos de pocas empresas monstruosas que manejen un recurso estratégico.
Y esto tiene que ver con las bioenergías, en las que hay una generación distribuida, descentralizada y desconcentrada de la actividad económica, algo que no agrada a las grandes empresas.
T- ¿Cómo se puede entender esa generación distribuida de los biocombustibles y las bioenergías?
VG- En un esquema de economía circular y bioeconomía se puede pensar en una misma instalación en medio del campo tener bioetanol, chanchos, biogas y el producto que sale es proteína y alcohol para el corte. Y de esas podríamos tener miles en toda la Argentina. Ese es el destino de las energías renovables, con una función ambiental sin dudas, pero social y de consumo que juega en un país tan grande.
T- ¿Así como en los hidrocarburos, los subsidios son también inherentes a los biocombustibles o el sector ya maduró y puede dejarlos atrás en la nueva ley?
VG- El sector de biocombustibles no tiene subsidios explícitos, sino que se lo toma así por un precio fijado y una cantidad de producción asegurada, así como estar exento al impuesto a los combustibles. Para adelante tenemos que ir migrando hacia un nuevo esquema, como el RenovaBio de Brasil, pero el sector todavía no es lo suficientemente fuerte para salir a competir abiertamente. Pero hacia ahí hay que ir fluyendo y al ley tiene que prever un esquema de diez años porque el problema es la inestabilidad, ante las inversiones necesarias, para que la industria sea cada vez mas eficiente.
Lo importante es tener una agenda no sólo de biocombustibles sino en general energética mas previsible y un gran consenso sin importar presidentes ni partidos. Porque el costo de la energía es el que atraviesa los costos de toda la economía y en la Argentina jamás los discutimos ni forman parte de la agenda pública.
T- ¿En este choque de intereses con los hidrocarburos, qué se debe hacer con Vaca Muerta desde la mirada de los biocombustibles ?
VG.- En el concierto energético tiene que haber plan a largo plazo porque el petróleo y el gas no se va a acabar de hoy para mañana, y Argentina tiene posibilidad de tener algún diferencial. Pero es muy costoso, las decisiones de inversión de un país fundido tienen que ser tomadas en un marco de consenso. El país está invirtiendo mucho en subsidios a la energía fósil sin tener un plan de salida de esa industria. No es Vaca Muerta contra los biocombustibles, hay lugar para todos más si la Argentina crece pero hay que aprovechar y valorizar todos los recursos y en quienes quedan esas ganancias.
Hoy mismo podríamos dejar de importa mucho de los combustibles que estamos importando y en no muchos años ante al alternativa de tener que construir una nueva destilería de 5.000 millones de dólares, que nadie va a poner, podemos utilizar un recurso mas limpio y económico. Fuente: Telam.