Inclusión social, desperdicios agrícola, reciclaje y energía renovable. Todos estos elementos conforman Omaguaco, un emprendimiento de triple impacto basado en la economía circular y sostenible, que nació en 2017 en la puna jujeña de la mano de Francisco Milhas.
El objetivo es ofrecer herramientas a pequeños productores de economías regionales del norte de la Argentina. El proyecto trabaja la inclusión social al capacitar a las comunidades rurales de Jujuy para producir alimentos andinos deshidratados con energía solar. A la vez reaprovechan los desperdicios agrícolas de las cosechas de estas poblaciones, generan valor agregado y posicionan y comercializan alimentos andinos.
“Decidimos desarrollar herramientas de bajo costo para la autosustentabilidad de los productores agrícolas, ya que los grandes modelos instalados por la cooperación no funcionaron”, aclara Milhas. Entre las razones por las que los modelos tradicionales de cooperación no funcionario, enumera la idiosincrasia de las poblaciones andinas y los miedos a los trabajos asociativos y a la corrupción.
Omaguaco en una frase
El emprendedor define su trabajo en una frase: “Brindamos herramientas a los productores agrícolas para dar valor agregado a la cosecha de descarte mediante el uso de energía solar”. Actualmente trabajan tres personas en la empresa, que se encargan de la producción de alimentos, la metalmecánica, la administración y la comercialización.
Parte del trabajo es capacitar a alumnos de escuelas agrotécnicas, que suelen ser hijos de productores de la zona, y también a productores de la región. La operación consiste en reciclar barriles metálicos de descarte de la industria Ledesma, que fabrica jugos. Los barriles son convertidos en deshidratadores solares al incorporarle extractores de aire, patas, bisagras, puertas y bandejas.
Se trata de un colector tipo horno solar concentrador, realizado en medio barril con interior de acero inoxidable que refleja los rayos solares concentrando el calor en su eje principal. En su interior hay un tubo de acero galvanizado que colecta el aire desde sus dos entradas a los extremos y lo transporta a su centro, desde allí el aire es transportado al interior del deshidratador. El aire circula entre las bandejas y es extraído arrastrando la humedad por un molino de viento tipo eje vertical.
Cada barril reciclado transformado en horno solar cuesta menos de $2000. “Un deshidratador solar estándar en el mercado está arriba de los $120.000”, contrapone Milhas.
Pero no se trata solo de enseñar a reciclar. “Para la sostenibilidad del proyecto desarrollamos una línea de productos alimenticios deshidratados con energía solar”, sostiene Milhas, quien cuenta que desde Omaguaco le ofrecen a los productores una alternativa para que puedan colocar el producto de forma autónoma y, a la vez, se comprometen a comprar todos los excedentes que producen las comunidades.
Es decir, que además de enseñar el artefacto para producir, también se ofrecen a adquirir la producción para comercializar.
El producto final deshidratado es comercializado en el noroeste del país. Milhas explica que sólo en la zona de la Quebrada de Humahuaca hay 1,5 millones de turistas por año. “Se trata de un mercado muy interesante, que busca productos alimenticios tipo souvenir con carácter cultural y rescate de recetas ancestrales”, indica.
El emprendedor enumera la variedad de productos que elaboran: “Tenemos una línea de sopas como la Calapurca, Humita, Guascha Locro, Pique a lo Macho, Yasgua, Guiso de Porotos y una sopa con Charqui”, añade. La marca incluye, además de las sopas deshidratadas, una línea de productos que va desde guisos hasta escabeches y especias deshidratadas.
Este año planean trabajar con más escuelas agrotécnicas para enseñar el modelo. Además, planean vincularse a la empresa Ledesma para la producción de barritas en base a descartes de pulpa de jugo de naranja, pomelo y limón, y vincularse a la cervecería Quilmes para el descarte de cereales.
A su vez, tienen planificado desarrollar una línea de hornos solares parabólicos de eje horizontal para procesar y comercializar alimentos con empresas que brindan alimentos a su personal en los comedores de sus plantas industriales, y desarrollar una campaña para mejorar la alimentación de escuelas rurales. Fuente: Jujuy al día