El nordeste argentino podría generar biocombustible para aviones

La Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) avanza en un proyecto para impulsar la plantación de la palmera Acrocomia totai en las provincias del NEA, cuyo fruto permitiría obtener 5 mil litros de aceite por hectárea. Además de generar fuentes de empleo a nivel local, el proyecto busca atender la creciente demanda de biocombustibles para la aviación con una producción diversificada y amigable con el ambiente.

Según Diego Wassner, docente de la cátedra de Cultivos Industriales de la FAUBA, para los próximos años se espera que exista un aumento exponencial del consumo de biocombustibles para aviación, que superaría ampliamente la producción actual de aceite. Por eso sería importante desarrollar nuevos cultivos, más allá de la soja y la palma africana, que permitan ampliar la oferta con una mirada regional.

Para cumplir sus objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, las compañías aéreas deberían utilizar hacia 2050 unas 400 millones de toneladas anuales de aceite a nivel global, con las cuales se fabricaría el biocombustible para aviones denominado Biojet.

“La Argentina es el principal exportador mundial de biodiesel, pero la producción de materia prima a partir de la soja es insuficiente. Si se suman todos los aceites que se producen en el mundo, llegamos a unas 200 millones de toneladas, un número que sigue siendo lejano a los 400 millones que demandaría la aviación. Por eso pensamos que la Acrocomia podía ser una alternativa interesante por su enorme potencial aceitero”, dijo el investigador.

Se trata de una apuesta regional que involucra a Brasil y Paraguay, donde también se está trabajando con esta palmera con buenos resultados. “En la Argentina, donde no contamos con montes densos con esta palmera, se deberían empezar a generar condiciones que promuevan el desarrollo del cultivo.

Recientemente se determinó que la palmera presente en Argentina y Paraguay es una especie diferente a la que se está cultivando en Brasil . “Si bien ambas están muy relacionadas en cuanto a su genética, contamos con un recurso que poseería una tolerancia más alta al frío y con algunas características diferentes a las encontradas en Brasil. Por eso resulta necesario realizar un proceso de domesticación específico para esta especie y en nuestras condiciones agroecológicas”, sostuvo el docente.

“En estos 5 años de trabajo recorrimos las provincias de Corrientes, Misiones, Chaco y Formosa buscando diferentes genotipos, y analizamos las características de sus frutos en cuanto a peso y proporción de pulpa y semillas, y también la concentración y composición de sus aceites. Con esta información vamos a empezar a cultivar aquellas plantas que nos interesan por la calidad de sus frutos. También haríamos una selección por su rendimiento una vez que las plantas comiencen su etapa productiva”, señaló.

El referente explicó que para crear nuevas plantaciones de la palma africana Eleais guineensis, que hoy compite con la producción de aceite fabricado a partir de la soja, se están deforestando las selvas tropicales. En cambio, con la palmera Acrocomia totai, que se puede plantar en zonas subtropicales, podría incorporarse a la producción de sistemas silvopastoriles. Esto ayudaría a revertir el proceso de desmonte y mejorar la situación económica en pequeñas explotaciones familiares.

“Además, es un cultivo que demanda una mayor mano de obra respecto de otras actividades productivas (en la cosecha y durante su etapa industrial), con lo cual podría haber un impacto social positivo para el NEA, con un mayor arraigo rural”, añadió.

Fuente: revistachacra

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