El boom que tuvo el sector de energías renovables en los últimos años comenzó a perder dinamismo tras la disparada del riesgo país y la crisis financiera. Para los próximos meses, los analistas estiman que no se iniciarán nuevos proyectos, aunque se inaugurarán varios parques eólicos que ya contaban con el financiamiento previo al encarecimiento del crédito.
Al igual que todas las industrias energéticas, el sector de renovables se caracteriza por ser capital intensivo y, por lo general, al financiamiento hay que buscarlo en el exterior. Con las sucesivas devaluaciones que tuvo la moneda en los últimos dos años, sumado a la incertidumbre macro que disparó el riesgo país, el crédito se volvió inaccesible para las pequeñas empresas que habían obtenido las adjudicaciones en las sucesivas rondas Renovar.
Los grandes actores de la industria-como Genneia, YPF Luz, Pampa Energía, Arauco, entre otros- mantienen sus planes de avance de obras, pero no hay en carpeta nuevos proyectos, al menos que logren conseguir capacidad de transporte para volcar esa energía a la red o una empresa que compre la electricidad en el mercado a término (Mater, el mercado mayorista donde operan los grandes usuarios).
Hay otro factor que demorará la construcción de nuevos parques: debido a la contracción en la actividad económica, la demanda de electricidad cayó de 135,2 teravatio-hora (TWh) en 2015, a 132,4 TWh el año pasado, según datos de la Secretaría de Energía. Por lo tanto, todavía no hay necesidad de generar más energía.
“Hay algunos proyectos que siguen avanzando con financiamiento que ya tenían autorizados con antelación. Generalmente son préstamos que otorgaron bancos de desarrollo y organismos multilaterales, que no se caen por más miedo que genere un gobierno. En relación con los proyectos que están más demorados, creo el Gobierno va a tratar de encontrar una forma para que puedan ser ejecutados. Seguramente toleren ciertos incumplimientos, alargando los plazos de construcción sin ejecutar las garantías, contextualizado en la problemática macro argentina”, indicó Juan Cruz Azzarri, socio del estudio jurídico Martínez de Hoz & Rueda (MHR).
“De proyectos nuevos, no veo a la Argentina incentivando otras licitaciones, porque hay energía en abundancia en una economía que no está activada, lo que resulta en una sobrecapacidad de generación”, agregó el analista.
Del total de la oferta de electricidad en 2019, un 59% provino de fuente térmica; 28% de hidráulica; 7% de renovables, y 6% de nuclear. Si bien el 7% quedó lejos del objetivo de 12% al que se tendría que haber llegado el año pasado -según las metas establecidas en la ley 26.190 para fomentar el uso de fuentes renovables-, se trata de un avance importante en relación con el 2% que representaban las energías verdes en 2015.
“Este gobierno le dará mucho menos impulso a las energías renovables de lo que fue la administración anterior porque el financiamiento es más limitado. Creo que serán más pragmáticos, ya que salvo algunos proyectos que son viables por las condiciones del sol y del viento, los demás requieren financiación y subsidios, y la caja es muy limitada. Se va a priorizar a un sector que tiene mucho más potencial de traer divisas como es la producción no convencional de Vaca Muerta. Obviamente que por las metas de la ley, la necesidad de comprar energía renovable por parte de las empresas seguirá existiendo, pero será menor que durante el último gobierno”, opinó Diego García, socio de Bain & Company.
Las empresas todavía están a la expectativa de qué relevancia se le dará al sector. Para ello, están esperando saber si la cartera de renovables será una dirección o pasará a ser una subsecretaría. Quién ocupará esta dependencia será la sanjuanina Andrea Polizzotto, nombrada a cargo de la (todavía) Dirección Nacional de Generación Hidroeléctrica y Energías Renovables. Fuente: La Nación.
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