Ante el aumento de las tarifas eléctricas, la tendencia al cuidado del ambiente y algunas promociones del Estado, los termotanques solares han irrumpido en nuestro mercado. En su mayoría, como los de tubo de vacío, son importados y no traen certificaciones de su funcionamiento.
Un grupo de la UTN Santa Fe desarrolló un banco de pruebas para testear los termotanques solares (Colectores y Sistemas Compactos) que se venden en el comercio local. El objetivo es verificar y certificar si cumplen la resolución 520/2018 de la Subsecretaría de Comercio Interior del Ministerio de la Producción de la Nación.
Esta normativa intenta garantizar estándares de calidad, preservar la seguridad de los usuarios y establecer medidas de protección relativas al ambiente y la salud en este tipo de productos. Éstos deben cumplir con las especificaciones previstas en la norma Iram 210022-1 e Iram 210015-1.
La nueva normativa establece que “los fabricantes nacionales e importadores de los productos alcanzados por la presente medida deberán garantizar el cumplimiento de los requisitos técnicos, respetando cada etapa según corresponda, para ser comercializados en la República Argentina”.
Según la normativa, este banco de pruebas debe someter a los termotanques a cuatro ensayos: la Resistencia al impacto; Presión interna; Volumen de almacenado y Pérdidas térmicas. La idea es que los valores expresados por los fabricantes sean reales y que los equipos sean seguros. La plataforma para ensayo y estudio de colectores solares térmicos fue diseñada por el Área de Energía Renovable del Gese a través de un proyecto de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación de la provincia junto a una empresa privada de la zona. La certificación de los ensayos la otorga el Laboratorio de Mediciones y Ensayo (Lamyen) de la UTN Santa Fe, que está acreditado por el Organismo Argentino de Acreditación (OAA).
Según el director del proyecto, ingeniero Adrián D’Andrea, “la mayoría de estos productos son fabricados en China, y en Argentina se comercializan con distintas marcas locales. Es una tecnología nueva y por eso es bueno saber que cumplen con lo que dicen. La idea, a futuro, es lograr certificar la eficiencia energética de estos equipos, ponerles una oblea como en otros países u otros productos se hacen. De esta manera el usuario podrá elegir sabiendo qué está comprando realmente”.
De las pruebas realizadas hasta el momento “hay mucha desinformación y valores en los manuales que no se reflejan en los ensayos. Algunos ni siquiera llegan a cumplir los mínimos que exige la norma”, expreso Julián Kira, becario de investigación del proyecto.
El proyecto también incluye la posibilidad de ensayar paneles solares fotovoltaicos según las normas Iram. Bajo la misma idea de certificar el rendimiento y otros aspectos que los fabricantes, importadores y vendedores expresan. Según indica la nota de La Voz.
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