El aporte de ambas se duplicó en los últimos cinco años. En total, el 38% de la electricidad global en 2021 provino de fuentes libres de carbono, incluida la generación nuclear.
Un 10,3%. Esta es la cuota que representará la producción de electricidad a partir de energía eólica y solar en el mundo en 2021. Cincuenta países de todo el mundo alcanzaron esta meta, según un informe del think tank en Londres, Ember, una transformación en la tendencia de generación y producción, en un mundo sacudido por la crisis del coronavirus y la invasión rusa a Ucrania.
El relevamiento cubrió la generación de electricidad para 209 países desde 2000 hasta 2020. Para 2021, se agregaron datos de 75 países, que juntos representaron el 93% de la demanda mundial. Y otro hito destaca, parte de este trabajo, en medio de los cimbronazos energéticos de estos tiempos: siete nuevos países, China, Japón, Argentina, Vietnam, El Salvador, Hungría y Mongolia, superaron este umbral durante el ano pasado.
La transformación más rápida ocurrió en los Países Bajos, Australia y Vietnam, según el informe, con el 10% de la demanda de electricidad cambiando de combustibles fósiles a energía eólica y solar en dos años. A la vez, las cinco economías más grandes del mundo se encuentran entre los 50 países que ahora generan este umbral con energías “limpias”.
Según la tercera edición de este “Global Electricity Review”, unos 10 países producen más de la cuarta parte de su electricidad a partir de estos dos recursos, entre ellos Dinamarca con el 52%, Luxemburgo con el 43% y Uruguay con el 47%.
Sin embargo, a pesar de los progresos, el informe también destaca el repunte del carbón, que es especialmente perjudicial para el clima, en especial por la creciente demanda que trajo la renovación de actividades y logística post-Covid. De hecho, la producción de las centrales eléctricas de carbón aumentó un 9% en 2021, un aumento sin precedentes desde “al menos” 1985.
Esta energía representó el 59% del aumento general de la demanda de electricidad, subraya el documento. Resultado: las emisiones de CO2 vinculadas al sector eléctrico alcanzaron su punto máximo el año pasado.
Fuente: Infobae
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