Mendoza se convierte en un modelo de transición energética en la industria del vino, con la implementación de proyectos de energía solar que benefician a la economía local y al medio ambiente.
La industria vitivinícola argentina, con Mendoza como epicentro, se enfoca en la sostenibilidad y la eficiencia energética. La energía solar se presenta como una alternativa prometedora, con proyectos como el parque El Quemado, que busca marcar un hito en el sector con una inversión de 220 millones de dólares.
La transición energética en la industria vitivinícola también cuenta con el impulso del sector privado. La empresa 360 Energy y el Consorcio Alto Gualtallary firmaron un acuerdo para suministrar energía renovable a viñedos y bodegas de la región. Esta iniciativa busca reducir las emisiones de carbono y fortalecer la estrategia de sostenibilidad de la industria.
Mendoza apuesta por la energía distribuida, permitiendo que pequeñas bodegas y industrias puedan instalar energía renovable. El gobierno mendocino busca atraer inversiones para grandes parques solares y pequeñas industrias interesadas en energías renovables. La generación distribuida permite que cualquier usuario genere su propia electricidad con paneles solares.
La energía solar se adapta perfectamente a la vitivinicultura, ya que los paneles solares modernos funcionan incluso en días nublados y se adaptan al clima cálido/templado de Mendoza. Las bodegas pueden utilizar la energía captada para alimentar talleres, salas de degustación, oficinas y equipos industriales, optimizando costos y reduciendo su impacto ambiental. La sostenibilidad es un eje central en el Plan Estratégico Vitivinícola 2030.
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