Con la irrupción de los nuevos cultivos “bioenergéticos” como la camelina, la carinata o la colza, que son capaces de ser materia prima para la elaboración de biocombustibles para la aviación, se abre una paleta de opciones para la agroindustria argentina y latinoamericana.
Es que estos cultivos tienen un espacio muy grande para crecer, tanto en territorio como en industrialización, ya que son cultivos invernales que no compiten con soja o maíz, y tienen como rivales a los barbechos, es decir, los campos en reposo.
Además, con los granos obtenidos de estos cultivos, se puede industrializar para elaborar combustibles en las instalaciones disponibles para biodiesel a partir de soja, donde Santa Fe es accionista mayoritaria en esa repartija.
Los cuellos de botella de esa industria aún son varios, puesto que se trata de una incorporación muy incipiente, que si bien es impulsada fuertemente por compañías multinacionales gigantes, existe aún un recelo de los productores agropecuarios, que miran de reojo la siembra de estos “raros cultivos nuevos”.
Fuente: Bichos de Campo