La aviación civil usará progresivamente más combustibles hechos de biomasa vegetal. Brasil y Paraguay priorizan el uso de etanol por sobre la electromovilidad.
La nueva ley nacional de biocombustibles que se analiza entre los productores de biodiésel (se mezcla con el gasoil) y bioetanol (se mezcla con las naftas) junto a las provincias productoras y el gobierno nacional, puede reactivar buena parte de las cadenas de producción de Santa Fe y Córdoba, hoy afectadas por la ley kirchnerista.
Hay una nueva plataforma de negocios en la que el sector ya no competiría con las petroleras, que incluso podrían traer inversiones para “refinerías” de biocombustibles en la zona agrícola. El replanteo del escenario procura compatibilizar a grandes jugadores multinacionales de rubros diversos, con pymes regionales.
El fenómeno se explica por la demanda sostenida de motores a combustión para los autos -en principio en sudamérica- a pesar de la promoción de “electromovilidad” alentada fundamentalmente por Europa (que no tiene petróleo ni gas). Eso y la necesidad de aminorar la huella de carbono, lo que ofrece mejores expectativas a los biocombustibles.
Fuente: El Litoral
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