Un módulo experimental diseñado y desarrollado por investigadores argentinos para la producción de hidrógeno “verde” será instalado este verano en la Base Esperanza, al norte de la Península Antártica, para abastecer de energía un laboratorio y comprobar las capacidades de esa tecnología para brindar electricidad proveniente de fuentes renovables a las bases argentinas en el continente blanco.
Toda la energía eléctrica para el funcionamiento y la calefacción de las bases antárticas argentinas hoy se produce a través de generadores que necesitan que cada verano cada una de las bases reciba cerca de 100.000 litros de gasoil antártico; si este módulo experimental comprueba su eficacia podría convertirse en una herramienta para reducir esos niveles de consumo, además de reducir los volúmenes de combustible que son necesarios trasladar en buques y aeronaves cada verano.
El laboratorio consiste en un sistema que incluye un aerogenerador y paneles solares que producen electricidad aprovechando la cantidad de horas de sol que hay en la Antártida durante el verano y los vientos que soplan durante todo el año. Esa electricidad será empleada para suministrar energía a un dispositivo de electrólisis de agua para iniciar la producción de hidrógeno verde y adicionalmente, el exceso se utilizará para abastecer de energía eléctrica a un laboratorio científico contiguo. De esta manera, el laboratorio se alimenta y produce energía verde.
Este dispositivo es de tecnología alcalina y cerca del 95% de sus componentes son construidos por personal del Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (Citedef) que desde el 2008 viene trabajando en la obtención de hidrógeno por electrólisis del agua.
Fuente: Editorial RN
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