Brasil está naturalmente preparado para convertirse en uno de los principales centros de producción de la nueva fuente de energía/energía futuro.
Considerado uno de los pilares de la transición energética del planeta, el hidrógeno verde encuentra en Brasil un terreno fértil para su desarrollo. Dotado de una matriz eléctrica compuesta mayoritariamente por fuentes renovables, Brasil está naturalmente preparado para convertirse en uno de los principales centros de producción de la nueva fuente de energía y en uno de los principales proveedores mundiales de un mercado ávido de fuentes de energía sostenibles. Pero a pesar de sus ventajas naturales, el país se enfrenta a un buen número de retos que habrá que superar para que esta vocación se haga realidad.
El hidrógeno verde es la máxima estrella, desde el punto de vista de la sostenibilidad, en la acuarela de este codiciado combustible, en la que cada color corresponde a la ruta tecnológica utilizada para producirlo. La expectativa es que los proyectos ya anunciados para la producción de hidrógeno con bajas emisiones de carbono puedan generar inversiones de unos 350.000 millones de dólares hasta 2030. En el mismo período, según cálculos de Thymos Energia, Brasil invertirá cerca de 28.000 millones de dólares.
La demanda también es prometedora. En 2022, se consumirán 95 millones de toneladas de hidrógeno en el mundo, considerando todas sus aplicaciones, con fuerte enfoque en el segmento industrial, principalmente en la industria química y en la producción siderúrgica. La principal fuente de energía utilizada en la producción fue el gas natural, con el 62% del total, seguido del carbón (21%) y el petróleo y la nafta (16%). Sólo el 1% del hidrógeno consumido el año pasado se produjo a partir de combustibles fósiles con CCUS.
Fuente: La Patria