La fase inicial de la producción de hidrógeno verde en Ecuador se sustenta en gran medida en los proyectos hidroeléctricos, que ya han causado impactos en la biodiversidad y comunidades.
Agua y electricidad producida con fuentes renovables son suficientes para obtener «el futuro de la humanidad». Esta frase fue la que utilizó Fernando Santos Alvite, ministro de Energía y Minas de Ecuador, para describir el hidrógeno verde y anunciar oficialmente que esta «gasolina del futuro» ya es parte del presente del país.
El 19 de julio del 2023, Ecuador se unió oficialmente a los países de América Latina que cuentan con una hoja de ruta para implementar esta alternativa a los combustibles fósiles. El hidrógeno verde ayudará a dejar la dependencia de la gasolina y el petróleo en sectores como el transporte, la agricultura y las industrias.
También llegará a cumplir otro rol: potenciar las energías renovables. A diferencia de sus compañeros de la región, en la primera etapa, Ecuador apostará por los proyectos hidroeléctricos en sus ríos para satisfacer la demanda de electricidad que requiere el hidrógeno verde.
En un país en los que estos proyectos ya han causado estragos, preocupa que se impulse su crecimiento y que su producción no sea tan verde como se vende.
Ecuador: el rol de las hidroeléctricas
Alrededor del 90% de la electricidad en el país se produce con energías conocidas como «limpias». De este porcentaje, el 89% proviene de las hidroeléctricas que han aprovechado que Ecuador es uno de los países con el mayor número de ríos por kilómetro cuadrado.
La hoja de ruta contempla tres etapas. Hasta el 2025 se busca adjudicar 2.000 megavatios (MW) de energías renovables, hasta el 2030 otros 6.000 MW y la misma cantidad hasta 2040. Sin embargo, este crecimiento de las hidroeléctricas preocupa por los impactos que puede tener en la biodiversidad, los ecosistemas y las comunidades.
Fuente: Ecuador Construye
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