La Unión Europea (UE) quiere avanzar en su asociación estratégica con América Latina, particularmente en el marco de la guerra en Ucrania y ante el acercamiento de China a la región, y prepara un memorándum de entendimiento en temas energéticos que se podría firmar en julio en la cumbre junto a la Celac.
Durante la visita que realizó a Buenos Aires hace dos semanas, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, firmó junto a Alberto Fernández un memorándum de entendimiento sobre materias primas, que contempla una asociación con el país vinculada a estos insumos clave para la transición hacia energías más limpias, como el litio o el hidrógeno verde.
“Creemos que es hora de llevar esta asociación al siguiente nivel. Pusimos sobre la mesa una nueva agenda para fortalecer las relaciones entre Europa y América Latina y el Caribe”, señaló Von der Leyen en Argentina, en el marco de una gira por la región que la llevó antes a Brasil y luego a Chile y México, y donde anunció que la Comisión Europea invertirá 10.000 millones de euros en Latinoamérica dentro del plan Global Gateway para el desarrollo de infraestructura global, financiando la transición climática y digital.
La visita se dio poco después de que la UE presentara una nueva agenda para reforzar su relación con la región, para que sea más “modernizada y más sólida, mediante un diálogo político reforzado, el estímulo del comercio y la inversión” y casi un mes antes de la cumbre que celebrará el 17 y 18 de julio en Bruselas con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
En ese encuentro, el primero UE-Celac desde 2015, los europeos buscarán la firma de otro memorándum de entendimiento sobre temas energéticos, según dijeron hoy fuentes del bloque a Télam.
La guerra en Ucrania, que hizo que los europeos redujeran la importación de petróleo y gas ruso ante la decisión de Moscú de invadir el país vecino, así como los nuevos lineamientos ambientales, que apuntan a la transición energética, llevaron a que la UE buscara un socio en América Latina, donde se ubica además el llamado Triángulo del litio, conformado por Argentina, Bolivia y Chile, y que cuenta con casi el 65% de las reservas mundiales.
El litio es clave en el objetivo de varios países de alejarse de los combustibles fósiles ante la crisis climática, con el uso de automóviles eléctricos, cuyas baterías son fabricadas a partir de este metal.
Pero Bruselas no sólo quiere tener acceso a la materia prima, sino apoyar el desarrollo de las cadenas de valor e impulsar en ese sentido la participación de empresas europeas. El objetivo es, a la vez, depender menos de China como proveedor de baterías de litio, que podrían producirse en Argentina, por ejemplo.
Y, por otra parte, la UE ve “con preocupación” el acercamiento de Beijing a América Latina, tanto en lo comercial, que permitió que el gigante asiático se convirtiera en el segundo socio de la región, como en relación con el modelo de producción adoptado por empresas chinas, según apuntaron fuentes del bloque.
En ese contexto, también quiere finalizar antes de fin de año el acuerdo de libre comercio alcanzado en principio en 2019 con el Mercosur después de dos décadas de negociaciones.