La iniciativa, denominada ‘Antípodas’, contempla la prolongación de un cable submarino de alta tensión de 20 mil kilómetros. A tan sólo 10 días de las elecciones presidenciales de Chile, su mandatario, Sebastián Piñera, hizo un anuncio que él mismo reconoció como “ambicioso” y en fase de estudios, donde se están buscando aliados estratégicos para su desarrollo.
Se trata de la interconexión eléctrica entre Chile y el continente asiático a través de una línea submarina de altísima tensión que debería recorrer 20 mil kilómetros.
La idea de esta iniciativa, aseguró el mandatario, es poder exportar entre 200 a 600 mil MW, principalmente de energía solar fotovoltaica, teniendo en cuenta que cuando en Chile es de día en Asia es de noche, de ahí el nombre ‘antípodas’.
Según Piñera, esto permitiría descarbonizar parte del consumo eléctrico de ese continente, considerado hoy como el mayor emisor del mundo, evitando más de 1,6 millones de toneladas de CO2 al año, “lo que representa el 4,5% del total de las emisiones mundiales en este momento”, indicó el presidente chileno.
“Esta tecnología está avanzando a la velocidad del rayo, y nos va a permitir poder exportar la energía limpia que producimos durante el día para abastecer o sustituir las energías sucias que consume durante la noche alguno de los países asiáticos”, propuso el mandatario y remató: “Esta puede ser la principal exportación y principal actividad económica de nuestro país”.
Sin embargo, dos fuentes consultadas por Energía Estratégica, una cercana al Gobierno y otra del sector privado, consideraron que ‘Antípodas’ es un proyecto que podría realizarse en el muy largo plazo, y que plantearlo, con la tecnología actual, es irrealizable.
Si bien consideran que la interconexión eléctrica global es la tendencia mundial, pensarlo en el mediano plazo es inviable desde el punto de vista técnico.
Por un lado, no hay tecnología para instalar este tipo de cableado mares muy hondos, indican. El Océano Pacífico tiene profundidades que llegan a los 11 mil metros y se requerirían de cables muy pesados que tracen estos 20 mil kilómetros de largo: la logística se hace imposible.
Por otro lado, el voltaje de los cables hace complejo al proyecto. Se necesitaría muchísimo más que 500 kV para poder reducir la corriente y evitar las fuertes pérdidas que podría generar un recorrido eléctrico como el que se propone. Aun no hay tecnología para ello, señala uno de los expertos consultados.
Fuente: Energía Estratégica