La escasez de agua en el Río Paraná es incesante. Algunos especialistas esperan que continúe así hasta diciembre.
El río Paraná bajó nuevamente y los últimos días frente a diferentes ciudades de la provincia de Entre Ríos, prevalece lejos de sus niveles normales y de la marca de aguas bajas, y se mantiene una perspectiva “descendente y desfavorable” que “continuará en los próximos tres meses”, informó el Instituto Nacional del Agua (INA).
El caudal descargado desde la alta cuenca permanece “en gradual disminución” apuntó el organismo, por lo que la bajante extraordinaria “seguirá siendo motivo de especial monitoreo diario”.
La perspectiva al 30 de noviembre próximo “es aún desfavorable, con probabilidad cierta de extenderse en los subsiguientes dos meses, por lo menos”, explicó el organismo, y pidió mantener atención sobre “la captación de agua fluvial para consumo urbano”.
Además, el caudal entrante al delta del Paraná registró un comportamiento descendente durante todo agosto con una “leve mejoría” al principio de septiembre, pero que “se disipará rápidamente”, con un promedio de 7.000 metros cúbicos por segundo, muy por debajo de lo normal. En ese sentido, el INA prevé que las próximas semanas continuará disminuyendo, y la tendencia climática para fines de octubre “no permite esperar una mejora sostenida” en las lluvias regionales, con niveles inferiores a la media, por lo que “todo el Delta queda muy dependiente de las oscilaciones provenientes del estuario”.
La bajante extraordinaria, que se espera se acerque a la peor situación hídrica detectada desde 1944, viene afectando la vida ambiental, económica, productiva y social de ciudades a la vera del agua en Entre Ríos. Las alturas actuales ya superaron las marcas de 1971 (0,50 metros), las de 2020 y 1970 (0 metros), y hay que remontarse a 1944 para registrar una situación peor que la actual.