La legislatura de Neuquén pidió que se limite la demanda de energía eléctrica ante la baja en los niveles de agua en los embalses, pero es la provincia la encargada de controlar la utilización del agua.
La semana pasada, la Cámara de Diputados de Neuquén pidió que “se implementen medidas urgentes para limitar la demanda de energía eléctrica ante la baja en los niveles de agua en los embalses ubicados en la cuenca neuquina”. En la legislatura neuquina informaron que el pedido busca que “se implementen medidas urgentes para limitar la demanda de energía eléctrica ante la baja en los niveles de agua en los embalses ubicados en la cuenca neuquina”, en el marco de la emergencia hídrica declarada por el gobierno provincial ante la reducción de los cauces de dichos cursos. Un diputado provincial del Frente de Todos, Mariano Mansilla, incluso dijo que “la situación deriva no sólo de muchos años consecutivos de sequías, sino también del vaciamiento por parte de las centrales hidroeléctricas operadas fuera de la provincia”.
Lo paradójico es que el uso del agua está determinado por los gobiernos provinciales y el Estado nacional, quienes son los que integran la Autoridad Interjurisdiccional de las Cuencas (AIC) de los ríos Limay, Neuquén y Negro, el organismo que controla la preservación de las cuencas de estos ríos. Está compuesto por los representantes del Ministerio del Interior y de las provincias Buenos Aires, Neuquén y Río Negro.
“Nosotros estamos encargados de operar y mantener las máquinas para tener las unidades disponibles para cuando el sistema lo requiera. No hacemos manejo de agua, lo hace Cammesa, la compañía con control estatal encargada de los despachos de energía eléctrica en función del balance de generación y demanda”, explica Garrido.
El Chocón genera energía solo el 26% del tiempo, a veces al mediodía y siempre a la noche, cuando son los dos picos de demanda eléctrica. Hasta llegar a esos picos, el consumo eléctrico se abastece con las máquinas de base, como son algunas hidroeléctricas, las centrales nucleares, las renovables cuando están generando y las plantas de ciclos combinados (funcionan a gas y a vapor).
“Cammesa nos dice cuánto tiene que generar cada máquina de El Chocón. También se ocupa del control del embalse y decide cuándo acumular agua. Nuestra función no es optimizar el agua del embalse porque no la vemos. Primero la gestiona Cammesa y después la controla el AIC, que tienen la potestad final del agua. Esto es así porque las centrales se hicieron para regular el caudal del río Limay. La generación eléctrica fue una segunda prioridad. Y si la AIC ve que los caudales que Cammesa está erogando no son los convenientes, le dice que erogue más caudal porque se necesita para el riego, por ejemplo, o porque tienen que hacer limpieza de canales. También le puede decir que eroguen menos porque el río está bien bajo y quieren cuidar el agua para que llegue bien con el nivel hasta fin de año. Esa potestad es de AIC, por lo tanto, las provincias tienen la última palabra sobre el agua”, señala.
A partir de 2023, finalizan las concesiones de las centrales hidroeléctricas de propiedad del Estado, que fueron dadas en concesión a partir de 1993. Entre ellas están las grandes centrales ubicadas en el Comahue, que tienen capacidad de 4500 MW. Entre ellas están El Chocón, Planicie Banderita, Alicurá y Piedra del Águila.
Fuente: La Nación