El Objetivo de Desarrollo Sostenible número 11 se centra en hacer de las ciudades lugares inclusivos, segurosy sostenibles ante su crecimiento.
En el año 2050, dos de cada tres habitantes del planeta vivirán en zonas urbanas; hoy en día, es uno de cada dos. Las ciudades no dejan de crecer en paralelo al aumento de población y de una migración cada vez más pronunciada, y lo hacen de forma especialmente notable en países en desarrollo: según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el 95% de la expansión urbana en los próximos decenios tendrá lugar en este tipo de territorios.
En 1990, solo 10 ciudades contaban con más de 10 millones de habitantes; hoy, ese número se ha multiplicado por cinco, según cifras del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Esta tendencia creciente convierte a los núcleos urbanos en áreas de actuación clave: el crecimiento sostenible es vital para la supervivencia.
Por ello, entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible incluidos en la Agenda 2030 se encuentra el de alcanzar ciudades y comunidades sostenibles (número 11); dentro de esa sostenibilidad, imperan distintas necesidades, como la inclusividad, la seguridad, la resiliencia y la sostenibilidad, entre otras.
Más saludables
Los países en vías de desarrollo y las áreas del primer mundo comparten una característica común: la baja calidad del aire en las ciudades. La ONU advierte de que, desde el año 2016, el 90% de los habitantes de las urbes, independientemente de su localización, respiraba aire que no cumplía las normas de seguridad que establece la Organización Mundial de la Salud (OMS). De hecho, más de la mitad de la población urbana a nivel mundial ha estado expuesta, desde esa fecha, a niveles de contaminación del aire al menos 2,5 veces más altos que el estándar de seguridad.
Ese aire contaminado ha provocado, también según la OMS, un total de 4,2 millones de muertes anuales, aunque investigaciones como la publicada en 2021 por EnvironmentalResearch doblan la cifra notificando 8,7 millones de decesos.
En España, alrededor de 44.600 personas fallecen cada año de forma prematura debido a la contaminación, según un cálculo de la Universidad de Harvard y otras instituciones publicado en febrero de este año.
La razón de esa mala cifra es fácil de encontrar: a pesar de que las ciudades ocupan tan solo un 3% de la superficie terrestre, representan entre un 60% y un 80% del consumo de energía; además, en ellas se emite el 75% del carbono que llega a la atmósfera.
Frente a esta problemática, queda la acción de los gobiernos adscritos a la Agenda 2030. En nuestro país, las iniciativas en pos de la sostenibilidad de las ciudades son numerosas: desde el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 se detallan acciones relacionadas con la sostenibilidad en las ciudades.
Entre ellas figura el acceso a sistemas de transporte seguros, asequibles, accesibles y sostenibles; la urbanización sostenible de asentamientos; el acceso a zonas verdes; y la reducción del impacto ambiental negativo per cápita, con especial foco en la calidad del aire y la gestión de los desechos municipales y de otros tipos.
España, un ejemplo
En la actualidad, España puede presumir de que el 82% de sus ciudades se encuentran ya a mitad de camino en una transición hacia la sostenibilidad, tal y como revela el último informe Los ODS en 11 ciudades españolas, de la Red Española para el Desarrollo Sostenible.
En ejemplos concretos destacan actuaciones como el planteamiento de Madrid Nuevo Norte –antes Operación Chamartín–, considerado el más importante de Europa en materia de regeneración urbana; o las gestiones en núcleos como Vitoria, a la cabeza en infraestructuras verdes y agricultura de cercanía; y Guadalajara, ciudad volcada en unificar los desarrollos inmobiliarios que hasta ahora permanecían alejados e incomunicados, haciendo imposible la movilidad sostenible entre barrios.
Seguridad e integración
La otra pata principal del ODS número 11 pasa por la inclusividad en el espacio urbano. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo estima que 828 millones de personas viven en barrios marginales, un número que va en aumento y que denota una desigualdad preocupante.
En países en desarrollo y en territorios concretos, además, los desastres naturales causan una mortalidad precoz que se evitaría con acciones como la correcta gestión del agua y la energía.
Personas en situación de vulnerabilidad, niños y personas con discapacidad sufren de forma especialmente notable la mala planificación del urbanismo. Por ello, redoblar los esfuerzos para garantizar el acceso universal a espacios seguros, las conexiones efectivas en transporte público, la inclusión o la gestión integral de riesgos es apostar por una garantía de futuro para una parte cada vez más amplia de la población mundial.
Fuente: 20minutos.es
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