Ariel Parmigiani, nuevo presidente de la empresa estatal, cargó con dureza contra la administración desplazada, que calificó de “muy personalista”. Criticó el manejo financiero y el sobreendeudamiento.
Tras la remoción de la cúpula del Parque Eólico Arauco SAPEM (PEA), que anunció este lunes el ministro Adolfo Scaglioni, tomó las riendas de la empresa Ariel Parmigiani, secretario de Asuntos Estratégicos.
Para conocer la situación de la empresa y consultar los primeros pasos que dará la nueva conducción NUEVA RIOJA entrevistó a Parmigiani, quien brindó un preocupante panorama.
El nuevo presidente del Parque Eólico explicó las razones de los cambios. Sostuvo que desde diciembre pasado, el Gobierno impulsaba cambios en el directorio, incluso manteniendo a Fernando Cárbel en la presidencia, pero no tuvo respuesta de la empresa. “La situación se agravó cuando se empezó a pedir información, que siempre era de manera verbal y no con papeles, hasta que en marzo se tiene que pagar el cupón del Bono Verde”, recapituló el funcionario. Para el Gobierno, ese pago lo debía hacer el Parque, pero la empresa “decía que no tenía para pagarlo”.
Como planteó el ministro Adolfo Scaglioni, Parmigiani dijo que “no teníamos información y tampoco hacía caso”, en referencia al arquitecto Cárbel.
Respecto del alcance de los cambios, aclaró que alcanzan al directorio y a los cuatro síndicos, sólo permanece en su puesto el síndico designado por la SIGEN.
Volumen de la deuda
Este diario consultó sobre la situación financiera de la empresa, que es el punto que genera más preocupación.
Parmigiani informó que, en total, el Parque Eólico Arauco tiene un pasivo de 600 millones de dólares, lo que no significa que todo sea deuda. Dentro de ese monto, hay “deuda a proveedores, deudas financieras y contratos firmados, que no son deuda pero para rescindirlos hay penalidades, lo que sumaría un valor cercano a esa cifra”, aclaró Parmigiani.
El nuevo titular del PEA llamó la atención sobre la desprolijidad en la conducción de la empresa, principalmente en el aspecto financiero. “Era un manejo muy personalista, la parte contable no cumplía ningún requisito profesional, no había sistemas de calidad ni de gestión”, dijo.
“Se manejaba como una PYME”, dijo tajantemente. Entre otras cuestiones, apuntó que el sistema contable era arcaico, por lo que “internamente nos dimos cuenta de que la situación era mucho más grave de lo que uno pensaba”. Además, consideró que el personal no tenía experiencia, “con poco profesionalismo, que no era acorde a cumplir determinados roles”.
“Una fantasía
Parmigiani adelantó que “lo primero es estabilizar la empresa”, para asegurar su funcionamiento.
Pero enseguida llamó la atención sobre el supuesto ocultamiento de la situación real de la empresa. “Le habían vendido un cuento al Gobierno de que era una empresa en expansión, con muchos proyectos, que iba a ser algo bueno para la provincia, y que cuando uno ve los números se da cuenta de que realmente todo se había armado como una fantasía”, afirmó sin ambages.
Puntualmente, el funcionario fue muy contundente respecto del manejo financiero de los recursos. “No es que sea difícil o complicado, necesitás un apalancamiento de tal magnitud que ni siquiera los contratos que firmó (el arquitecto Cárbel) pueden devolverte ese dinero, por eso está esta situación”, indicó.
Más aún, aseguró que la anterior administración “iba consiguiendo préstamos e iba tapando otros préstamos que ya había sacado, entonces había armado un esquema de Ponzi, cuando se le termina el tema de créditos es donde realmente sale a flote el mal management en general”.
Con ese panorama, señaló que los primeros esfuerzos estarán enfocados en analizar los contratos para ver cuáles sirven, “mitigar un poco ese pasivo”, reestructurar la deuda y el resto de los pasivos de distintos contratos.
Un perfil social
El objetivo a futuro, apuntó Parmigiani, es “darle un perfil más social a la empresa, que después de casi 10 años la sociedad de La Rioja realmente no tuvo ningún beneficio, el Estado tuvo que poner dinero en la empresa, es decir no tuvo beneficios económicos y tampoco tuvo beneficios sociales”. “Son dos de las premisas que cualquier empresa donde el estado quiere invertir tiene que por lo menos primar una de las dos, si no las dos”, agregó.
“Vamos a tratar de ver cómo llegar a la gente con otro tipo de unidad de negocio”, dijo sobre sus planes.
Consultado respecto de la posibilidad de un posible default, el titular del PEA indicó que el 24 de agosto próximo vence un pago de 14,5 millones de dólares, para lo cual el PEA prepara una propuesta de reestructuración de deudas, con equipos de abogados especializados y el banco asesor de Nueva York. “La oferta formal son más de 300 páginas, con un montón de requisitos”, remarcó para mostrar la complejidad del trámite.
De todos modos, adelantó que la aceptación o no de la propuesta irá de la mano de las gestiones que realiza la Nación para resolver la cuestión de la deuda externa. “Nosotros tenemos que hacer nuestra tarea, que es llegar a tiempo, pero después resolverlo va a implicar que primero lo resuelva la Nación”, aseveró.
Además de lo exigente que será esta tarea, Parmigiani subrayó que “es la primera vez que la Provincia está haciendo una reestructuración de la deuda, o sea que no hay experiencia en el tema, por eso se tuvo que trabajar fuerte para poder estar a un estándar internacional”.
“Mucho tiempo sin control”
Al finalizar la charla, Parmigiani dejó una frase como resumen, que revela el grado de inquietud por la situación de la empresa. “Se dejó mucho tiempo y sin control a una sola persona a cargo de algo muy grande, para que tengamos una idea, es diez veces más grande que el Banco Rioja”, sentenció.
“Es una muy buena idea que estuvo muy mal ejecutada”, analizó. Además, mirando hacia atrás, consideró que “el primer desarrollo del Parque tuvo muchos problemas técnicos y este segundo tuvo muchos problemas financieros, fue mucha plata de golpe que no supieron administrar correctamente”. Fuente: Nueva Rioja.
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