La suma entre la necesidad de mejorar el tratamiento de residuos industriales y la aplicación de Investigación y Desarrollo (I+D) dieron paso al proyecto La Gloria, central de biomasa que busca generar Energías Renovables No Convencionales (ERNC) a partir de estos desechos. Particularmente, las cáscaras de arroz.
El fundador de C&E -la empresa encargada del proyecto-, el ingeniero comercial Guido Rietta, explica que esta idea nació tras localizar la falta y el colapso de los vertederos para esta industria en los alrededores de Parral, en la región del Maule: “Esa es la zona arrocera de Chile, y no hay un sitio de disposición final cercano. El único más próximo es Ecomaule y está a 120 kilómetros aproximadamente”, señala.
Son 756 millones de toneladas de arroz las que se producen en el mundo al año, de las cuales 200 mil se producen en Chile. De ese total, un 20% es cáscara, que termina quemándose al aire libre o esparcido en predios, dice Rietta.
¿La razón? La suma del costo de traslado y la disposición alcanzan los $ 600.000 por cada camión que moviliza residuos.“Cada una de las arroceras -Tucapel, Carozzi, Aparicio y García, Mantul y Vitacura, entre otras- dispone de varios traslados al día, entonces el costo total anual es cercano a los $ 1.500 millones, el cual es muy alto y sólo por botar la basura”, enfatiza.
Debido a esto, La Gloria -que contempla una inversión de US$ 11,5 millones- firmó contratos a largo plazo con cuatro arroceras locales, donde se estipula la compra de estos residuos, pero “por un precio mucho más bajo por la disposición, y en algunos casos, sin costo”. Así, indica, “las empresas se ahorran ese cobro por disposición y transporte al vertedero”.
Tras cuatro años de trabajo y de acuerdo al cronograma, la construcción de la planta partirá en abril y -una vez terminada en 2021- tendrá una capacidad de generación de energía de 27 GWH/año (gigawatt hora por año), mientras que su rentabilidad estaría sobre el 15%, explica Rietta.
“Esa energía producida por La Gloria se venderá como energía eléctrica al sistema interconectado central a precio estabilizado, y la idea es exportar o vender en el mercado local”, dice.
La Gloria -que obtuvo su declaración de impacto ambiental en 2016-, involucra una disminución de 128.580 toneladas de dióxido de carbono (CO2) que mitigará durante 15 años. Este paso le abrió la puerta al programa de subsidio Joint Crediting Mechanism (JCM), del gobierno japonés, del cual recibió US$ 4 millones de financiamiento, a través de su agencia Global Enviroment Center Foundation (GEC), que apoya el uso de nuevas tecnologías con bajas emisiones de carbono.
La planta contará con una turbina de “alta tecnología”, que en lugar de utilizar agua, como tradicionalmente ocurre en este tipo de proyectos, usa aceite térmico. “Los proyectos de biomasa generalmente son en base a vapor. Es decir, se quema la cáscara, se calienta el agua, se evapora y empuja la turbina”, explica Rietta.
Precisa que la nueva turbina calienta el aceite, sin necesidad de usar agua. Una tecnología alternativa a la de vapor desarrollada en países como India, China y Japón.
El proyecto La Gloria, que tiene como pilar la planta de tratamiento, además de generar biomasa, busca valorizar al máximo las cáscaras de arroz y las externalidades derivadas del proceso, como las cenizas.
Rietta explica que la futura planta generará un 20% de ceniza, mucho mayor a la biomasa forestal que produce un 3%, debido a su alto contenido de óxido de sílice. Con el fin de hacerse cargo de este elemento, “porque no es la idea quedarse con otro residuo”, explica Rietta, le darán una segunda vida a esta ceniza, que tiene una “calidad más pura por su composición química”.
A la fecha, están con cinco proyectos de Investigación y Desarrollo (I+D) para aprovechar las cenizas en base a nanotecnología; entre ellos, un aerosol que permite ahorrar agua en los cultivos agrícolas. Fuente: DF