Las pequeñas aceiteras del Interior del país suspendieron en los últimos días las entregas de biodiesel a las refinadoras, a la espera de que el Gobierno mejore el precio regulado.
El gasoil se mezcla en un 10% con el producto derivado de la soja, aunque ese porcentaje ya está cayendo aceleradamente mientras siga la restricción.
Los productores esperan un alza de 10%, que según fuentes del mercado podría ser inminente: el precio mínimo de $ 44.121 por tonelada, congelado desde el 1° de diciembre, podría trepar un 10% hasta los $ 48.500. “Está bajo estudio”, se limitaron a contestar en la Secretaría de Energía.
El atraso en surtidores ronda el 12% y una suba del biodiesel sumaría casi 1,5 punto porcentual más.
En plena formación de la Liga Bioenergética, las productoras de la región Centro aducen que la política del ex secretario de Energía, Gustavo Lopetegui, fue dañina para el sector, y buscan en este Gobierno una mirada más complaciente con la industria nacional.
En cambio, desde las petroleras apuntan que el único biocombustible que aceptan como necesario es el bioetanol de caña de azúcar (que se produce en los ingenios de Tucumán, Salta y Jujuy), ya que “sería más provechoso para el país que se exporte soja y maíz en lugar de transformarlo en biodiesel y bioetanol”.
De acuerdo a un estudio que está en elaboración entre las petroleras, el régimen de promoción fiscal de los biocombustibles le costó al país unos u$s 6000 millones en 15 años, de los cuales u$s 4325 millones son entre 2010 y 2019.Ese monto sería el que dejó de percibir el Estado por menos exportaciones de soja y maíz y por desgravar los biocombustibles. Fuente: El Cronista.