“El dióxido de carbono forma parte de un ciclo bioquímico que pasa por las capas de la atmósfera, el océano y la tierra, y que permite que la vida sea sostenible en el planeta, pero las actividades humanas, como la quema de combustibles fósiles, han desbalanceado su justa medida, provocando que se acumule mucho más CO2 del que es posible eliminar naturalmente”, informa la ONU acerca de la importancia de reducir las emisiones de este gas.
En los tiempos actuales, con nuevos paradigmas en pos de un mundo más sustentable y un desarrollo sostenible para todos, el eje de la estrategia de crecimiento de las empresas ya no pasa sólo por la búsqueda de rentabilidad, sino por un desarrollo donde el rédito económico se genere sin comprometer los recursos naturales y a su vez que persiga el bienestar de las personas más necesitadas. Se trata de un modelo basado en tres conceptos: valor económico, mirada social e impacto ambiental.
La Responsabilidad Social Empresarial -RSE- es una de las principales claves para generar impacto sostenible en la sociedad del futuro. Su crecimiento en la última década y su influencia la convirtieron en un tema de agenda para el sector público y el privado.
Desde hace aproximadamente una década, muchas empresas han comenzado a “dar pelea” por un desarrollo más sustentable de las comunidades y territorios en los que operan. Por ejemplo, Novartis lleva adelante el proyecto “Santo Domingo” desde hace hace 12 años, como uno de los ejes principales de su política ambiental. Se trata de el primer y único proyecto forestal de Argentina bajo el Mecanismo para un Desarrollo Limpio -MDL- del Protocolo de Kioto.
Santo Domingo es un campo de plantación forestal, que fue ideado para compensar las emisiones de carbono y generar, de forma sustentable, productos forestales de alto valor. Se ubica en un predio de 3.405 hectáreas ubicado en Ituzaingó, provincia de Corrientes, y desde 2007, se plantaron 3,5 millones de ejemplares diferentes de árboles, con 24% del total de la superficie cubierta por reservas de bosques nativos, pastizales, corredores riparios y vertientes naturales de agua.
Con una inversión inicial de más de 13 millones de dólares y en asociación con GMF Latinoamericana, Santo Domingo es único por su triple impacto: económico, social y ambiental; ya que, hasta el momento lograron disminuir 450 mil toneladas de dióxido de carbono, lo que equivale a lo emitido por 140 mil autos en promedio en un año, convirtiéndose en el más exitoso de los 4 proyectos que la empresa tiene en Colombia, Mali y China.
Se ubica en un predio de 3.405 hectáreas ubicado en Ituzaingó, provincia de Corrientes, y desde 2007, se plantaron 3,5 millones de ejemplares diferentes de árboles.
De esta forma, Novartis reafirma su compromiso medioambiental y genera beneficios a largo plazo para las comunidades locales, como la creación de empleo y la producción de madera de alto valor, reduciendo el impacto sobre el bosque nativo y cumpliendo con los objetivos de desarrollo sostenible a los que adhirió la compañía en el pacto Global de las Naciones Unidas.
Como parte de sus objetivos iniciales, para el año 2020, Novartis aspira a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero directas e indirectas con alcance 1 + 2 y los residuos reciclables no operacionales en un 30% versus 2010.
Hasta el momento lograron disminuir 450 mil toneladas de dióxido de carbono, lo que equivale a lo emitido por 140 mil autos en promedio en un año.
También, la compañía también sostiene su compromiso de proteger la calidad del agua y reducir su consumo, así como la disminución de la huella de carbono en su cadena de abastecimiento. Este programa forestal es el eje principal de la política ambiental y de responsabilidad social de Novartis, lo que la posiciona en la vanguardia del desarrollo sostenible en la Argentina. Informó Infobae.