El ingeniero argentino Alejandro Sturniolo fue nombrado vicepresidente de la Asociación Internacional de Desalinización (IDA) y se convertirá en el primer latinoamericano en ocupar el cargo.
La designación fue realizada durante el Congreso Mundial de la Asociación Internacional de Desalinización (IDA) 2019.
Sturniolo es Ingeniero Químico, recibido de la Universidad Nacional de Mar del Plata. En 1998, comenzó como pasante de Ingeniería Química en Unitek S.A., una empresa formada por un grupo de ingenieros, dedicada al diseño, desarrollo y comercialización de tecnologías avanzadas y diversas aplicaciones para el tratamiento de aguas en la Argentina y en América del Sur. Luego pasó por el puesto de Ingeniero de Aplicaciones, y alcanzó el puesto de Director de Desarrollo de Negocios, donde estuvo hasta 2013. En ese año, Unitek se une a RWL Water, que se dedica a proveer soluciones de agua a nivel global. Y en 2017, RWL Water se fusiona con la compañía israelí, Emefcy, formando así Fluence Corporation.
De manera conjunta, es integrante de dos de los organismos más importantes del mundo en términos de cuidado de los recursos hídricos: la Junta Directiva de ALADYR, la Asociación Latinoamericana de Desalación y Reúso del Agua (que tendrá su próximo Congreso en Buenos Aires el 25 y 26 de marzo de 2020) y de la IDA, en la que pasó de ser Director para Latinoamérica y Caribe a ser Vicepresidente.
Entre sus tareas, Sturniolo deberá difundir la aplicación de tecnologías no convencionales en la reutilización o potabilización de efluentes para el consumo humano, que vienen ganando terreno en países como Singapur, España, EE.UU. y Australia; así como para la desalinización de agua de mar, implementada en lugares como el sur de Argentina, Chile, Perú, Brasil, Colombia, México y el Caribe.
Esta posición colaborará a promover el acceso universal y equitativo al agua potable de calidad, a un precio asequible para todos, según lo planteó en el 2015 la Asamblea General de las Naciones Unidas tras adoptar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Sturniolo destacó que “este nombramiento es un gran honor y representa para mí un importante desafío en materia de promoción de tecnologías con más de 30 años en el mercado, que no han logrado instalarse debido a la falta de conocimiento y legislación. Esto no ha sucedido solo en Argentina, sino en gran parte del mundo, por lo que el problema es aún más grave teniendo en cuenta que en el año 2050 deberemos alimentar a un 50% más de habitantes en el planeta, y que el agua es la columna vertebral de dicho objetivo”.
Considerando que todos los países del mundo traten sus efluentes de forma convencional, reduciendo los contenidos de carbono, fósforo y nitrógeno al valor que indique la normativa local, gran parte de las sustancias disueltas del agua continúan su recorrido. Este es el problema más grave de los últimos 50 años, del cual no tuvimos previsión: los contaminantes emergentes ¿Qué significa esto? Las sustancias disueltas, en su mayoría excretadas a través de la orina humana (y otras provenientes en los efluentes industriales) no son tratadas por las plantas de efluentes convencionales utilizadas en la actualidad.
En relación a lo último, tanto los efluentes tratados como no tratados acaban en ríos, lagunas, mares, o cualquier cause superficial, que luego abastece a otras ciudades de agua con altas concentraciones de contaminantes. Tal es el caso de la pesca que consumimos, que contiene, entre otros, mercurio, microplásticos y demás sustancias nocivas para la salud, al igual que ciertas papillas de bebes y el arroz que contienen arsénico, debido a la presencia de dichas sustancias en el agua.
Visualizar el contexto internacional es clave. Países como Singapur consumen agua potable producida a partir de sus propios efluentes (reúso directo). La tecnología en tratamiento de agua o efluentes moderna permite, desde potabilizar agua de mar hasta convertir el peor de los efluentes en el agua más pura que haya existido, por lo que nos enfrentamos a un problema cultural, de gestión y normativo. Considerando que un efluente puede ser transformado en agua potable, no tendría sentido arrojarlo a un río para luego bombear agua nuevamente hacia una ciudad, por lo que esto le da lugar a un término que cada día escucharemos con más frecuencia, el reúso de afluentes. Estos efluentes convertidos en agua potable superan la calidad de agua de cualquier fuente convencional que hoy estemos consumiendo. Con información de Ámbito.