A las excepcionalidades que caracterizan la economía doméstica, la Argentina sumó una más en las últimas semanas: el renovado cepo cambiario impuesto el 1° de septiembre activó las quejas de distintos diplomáticos europeos a la Cancillería local, dado el freno en seco que experimentó el sector de las energías renovables.
La imposibilidad de pagar deudas con organismos como el Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco de Desarrollo de América Latina (ex Corporación Andina de Fomento, CAF) y agencias de crédito europeas por los préstamos otorgados para la construcción de parques eólicos motivó que representantes de algunas embajadas del Viejo Continente se acercaran al Gobierno a expresar su malestar por el control de cambios.
Así lo confirmó El Cronista a través de cinco fuentes, entre las que hay generadores de energía (tomadores de esos préstamos), fabricantes y voceros de embajadas.
Las agencias de crédito de exportación exigen que los desembolsos para el pago a generadores de electricidad se realicen en el país de origen, así como también las garantías, los seguros y las cuentas de reserva.
De igual forma, los Project Finance fueron estructurados para que la totalidad de las ventas de energía -con las que se repagan los préstamos-, que se abonan en pesos, pudiera ser convertida a dólares y ser transferidas a cuentas de garantía en el exterior.
Estos dos mecanismos se cerraron con el cepo y fueron parcialmente solucionados con la Comunicación “A” 6814 que emitió el pasado jueves 17 el Banco Central (BCRA), medida cuyos efectos todavía seguían siendo analizados por las compañías del sector.
Los parques eólicos están financiados y garantizados en su mayoría por agencias y bancos de desarrollo, como el BM, el BID, la CAF, el alemán Kreditanstalt für Wiederaufbau (KfW), la danesa Eksport Kredit Fonden (EKF), los franceses BNP Paribas y Euler Hermes, el Banco Holandés de Desarrollo (FMO), la Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación y la estadounidense Overseas Private Investment Corporation (OPIC).
Estas instituciones prestan a cambio de que las empresas seleccionen proveedores de equipos (sobre todo, aerogeneradores) de sus respectivos países: KfW para Siemens (Alemania), EFK para Vestas (Dinamarca), OPIC para General Electric (Estados Unidos), por caso.
La Cámara Eólica Argentina (CEA) denunció que el control de cambios puso en riesgo inversiones por u$s 2000 millones, 1000 MW de potencia y cientos de puestos de empleo.
La solicitada, contaron, fue lanzada tras casi 40 días en los que el Gobierno no tomó medidas específicas para atender este problema.
La publicación de esta queja fue, según dicen, el eslabón final de una cadena de negociaciones infructuosas, casi como una especie de piquete.
La CEA está conformada por Genneia, YPF Luz, Central Puerto, Pan American Energy (PAE), Petroquímica Comodoro Rivadavia (PCR), Aluar y Parque Eólico Arauco (entre los operadores) y Newsan, Vestas, Nordex Windpower, GRI Calviño Towers (proveedores).
Con todo, los países europeos mencionados temieron un excepcional default a sus propias agencias de crédito, lo que las hubiera hecho dueñas de los parques eólicos una vez caídos los préstamos.
Las excepciones que publicó el BCRA al control de cambios, esperan, puede destrabar el conflicto, que de extenderse en el tiempo estiman que hubiera dañado seriamente la imagen y la credibilidad internacional de la Argentina.
Vale recordar que el presidente Mauricio Macri, a partir de enero de 2016 con su participación en el Foro de Davos, Suiza, procuró una apertura comercial que se vio reflejada en distintos acuerdos bilaterales para elevar las exportaciones argentinas y el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur.
La presidencia del G20 y la ahora trabada candidatura para el ingreso a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ayudó a que el mundo tuviera en cuenta a la Argentina.
Prueba de eso, entienden las firmas del sector, fue el financiamiento a las energías renovables, donde ya se invirtieron más de u$s 3500 millones, dólares prestados en buena parte por bancos y agencias de crédito que confiaron en el país.