Investigadores de la Universidad Nacional de Río Cuarto impulsan un nuevo paradigma de producción energética a partir de la masa biológica en los campos de explotación agraria.
Una energía renovable capaz de producir 600 puestos de trabajo -directos, indirectos e inducidos- por cada 30 megavatios de potencia generada. Y dentro de las no convencionales es la más firme, puesto que su generación es continua y no intermitente, como son la solar y la eólica.
Aseguran que la superficie necesaria de cobertura del mercado eléctrico de la ciudad de Río Cuarto es de 53.896 hectáreas, lo cual representa el 23 por ciento del área de maíz del departamento Río Cuarto. Y, si se atendiera sólo el sector residencial, la superficie necesaria de cobertura del mercado eléctrico de la Ciudad resultaría de 23.622 hectáreas, un 10,2 por ciento de la superficie de maíz del Departamento.
El doctor en Ingeniería Ambiental, Raúl Crespi, y el ingeniero mecánico electricista, Marino Pugliese, hicieron una evaluación de la biomasa para su transformación energética y arribaron a alentadoras conclusiones. El estudio incluyó el análisis de 53 años productivos, en una superficie agrícola de 914.800 hectáreas del departamento Río Cuarto.
La biomasa total es la cantidad de materia orgánica acumulada en una población. Históricamente, en el sector agrícola tradicional -maíz, soja- esta biomasa se usa para su conversión en nutrientes que participan en la cadena alimentaria, en enmiendas orgánicas para mejoramiento de suelos y en material biológico para proteger la erosión eólica e hídrica, entre otros. Sin embargo, los investigadores advierten que “ante una producción excesiva de rastrojos por el incremento manifiesto de los rendimientos se complica el manejo, puesto que se ocasionan serios problemas, como incendios de cosechadoras y dificultad en la circulación de la maquinaria y en la implantación de cultivos”.
Aseguran que “ante la evidente problemática energética nacional e internacional, en la actualidad se abre una interesante alternativa a la utilización tradicional, tal cual es el tratamiento de la biomasa agrícola residual como un nuevo paradigma que posibilite su incorporación a la matriz energética, donde se priorice el criterio de sustentabilidad del sistema agropecuario”. El objetivo es incorporar la biomasa como vector renovable a la matriz energética nacional. Se evaluó la disponibilidad de la biomasa agrícola residual, conocida comúnmente como rastrojo o paja, para determinar la superficie necesaria de cobertura del mercado eléctrico en un marco de sustentabilidad del sistema.
El estudio consideró una serie de 53 años (1960-2012) y una superficie agrícola de 914.800 hectáreas pertenecientes al departamento Río Cuarto.
Tomaron en cuenta el girasol, el maíz, la soja, el maní, el trigo y el sorgo; y cuantificaron el volumen biomásico con retiro parcial máximo de dos tercios del total del rastrojo para su valoración y rendimiento eléctrico por unidad de superficie.
La demanda de energía eléctrica del mercado se fijó para diferentes escenarios geográficos y categorías de usuarios. Como resultado de este análisis surgió que los cultivos de mejor comportamiento eléctrico son el maíz y el sorgo, con una valoración de energía eléctrica útil de 1 millón 192 mil 445 MWh -megavatio-hora, unidad de medida de energía eléctrica, equivalente a un millón de vatios-hora- por año para el caso del maíz, y de 498 mil 757 MWh por año para el sorgo, para rendimientos eléctricos de 5 mil 144 KWh por hectárea y 7 mil 228 KWh por hectárea, respectivamente. Analizando la biomasa agrícola residual, observan que actualmente, en su mayoría, queda en el lugar de producción luego de la cosecha; se utiliza como cobertura de suelo para disminuir los efectos de la erosión, mantener la humedad, preservar la vida microbiana, reponer nutrientes y como alimento de rumiantes y especies naturales que hacen al mantenimiento del ecosistema.
El agricultor dispone de biomasa equivalente a barriles de petróleo El equipo de trabajo afirma que por esta vía se podrían crear en el país unos 500 mil nuevos puestos de trabajo y se evitaría la emisión de 114 millones de toneladas de dióxido de carbono. Sostienen que “la forma de gestionar el recurso biomásico para la generación energética consiste en configurar centrales de biomasa, aplicando el concepto de generación distribuida”. Energía, insumo indispensable para la supervivencia humana Garantizar la seguridad energética y disminuir el impacto ambiental es el eje. Promueven un criterio responsable de la gestión del recurso biomásico, que se aleje de la desforestación, del inadecuado manejo del suelo y de la baja en la biodiversidad de especies.Potencial energético
El maíz es el cultivo elegido, dada su mayor producción de biomasa, con una superficie cosechada de 231 mil 800 hectáreas, que aportan 1 millón 161 mil 16 toneladas de la biomasa agrícola residual para una generación de energía eléctrica útil de 1 millón 324 mil 939 MWh, considerando un factor de rendimiento tecnológico en todo el proceso de 25 por ciento.
Fuente: Argentina Investiga – Alberto Ferreyra
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