La energía renovable no sólo es eólica, solar o hidráulica, porque los residuos de la naturaleza, más conocidos como biomasa, son restos que proporcionan energía limpia, abundan y deben ser reutilizados en pos de la utilización de restos fósiles. Si bien en España y otras potencias de Europa, su generación está en etapas avanzadas respecto del resto del mundo, hay mucho por hacer en todos los continentes.
La biomasa proviene del uso de la energía que nace de materia industrial u orgánica, residuos proporcionados por la naturaleza ya sea plantas hasta paja, desechos orgánicos de alimentos e incluso aguas residuales. Hoy, las naciones más avanzadas analizan distintas estrategias para reducir su dependencia de los combustibles fósiles.
Hasta el momento, Francia lidera el consumo de biomasa en la Unión Europea (UE), con más de 9 millones de toneladas equivalentes de petróleo, consumo aplicado al sector doméstico y de servicios. Detrás aparece Suecia que obtiene ya un 10% de su energía de desechos forestales y agrícolas, y Finlandia, con el 14%. Más atrás aparece España, también con fuertes planes para el sector.
Inclusive, en el Reino Unido ya hay proyectos en marcha para producir alcohol en fermentadores lo suficientemente rápidos con alcohol concentrado, necesarios para poder competir con la gasolina como combustible para el transporte. Del otro lado del océano Atlántico, en Estados Unidos, ya se instalaron más de 9 gigawats en plantas de generación de energía eléctrica mediante la utilización de biomasa o despojos de la naturaleza.
En América Latina, Brasil se adelantó varias posiciones destinando grandes extensiones de terreno para el proceso de obtención masiva de etanol, a partir de melazas de caña de azúcar o de pulpa de mandioca, para luego ser utilizado como combustible. Así, más de 2 millones de vehículos funcionan con alcohol casi puro y unos 8 millones más, con una mezcla de nafta y etanol.
Si bien aún resta mucho camino, los expertos creen que la biomasa, a mediados de este siglo, podrá contribuir a la energía mundial. Para ello, habrá que tener en cuenta estos datos brindados por World Energy Trade:
-El uso de unos 400 millones de hectáreas de tierra, alrededor de un 2,5 % de la superficie total de terreno.
-La recuperación de energía de entre un cuarto y tres cuartos de los residuos.
-El empleo de sistemas de conversión de alto rendimiento, resultado de la mejora de los métodos de combustión.
-El empleo de técnicas avanzadas para la generación de energía a partir de la biomasa.
De esta manera, el 2019 y el 2020 puede ser un gran tiempo para la biomasa más allá de los desafíos que representan ir contra la industria del petróleo. Es y será un camino muy complicado pero las principales potencias del globo ya tomaron nota del camino que hay que recorrer. Será cuestión de tiempo, de decisiones políticas y de la necesidad de contar con un planeta Tierra más saludable.