Científicos británicos, rusos y chinos recolectaron muestras de la población microbiana de la parte más profunda de la Fosa las Marianas, en el Océano Pacífico occidental, cerca de Guam, al este de Filipinas. Allí descubrieron un nuevo tipo de bacterias que degradan los alcanos, un tipo de hidrocarburos presente en el petróleo crudo y el gas natural. La proporción de este plancton microbiano es más alta que en ninguna otra región del planeta, señala el estudio.
“Se han localizado bacterias que degradan los hidrocarburos en casi todos los entornos de la Tierra. Sabemos que estas degradadoras desempeñan un papel crucial en el consumo de petróleo liberado en eventos como la explosión de la plataforma Deepwater Horizon en el Golfo de México. Lo asombroso es que los de microorganismos comen estos compuestos y luego lo usan como combustible”, le contó a Clarín el doctor David Lea-Smith, de la Escuela de Ciencias Biológicas de la Universidad de East Anglia (UEA).
Al indagar en el origen de los compuestos que nutren a estos microorganismos, los investigadores detectaron, en los sedimentos de la fosa, hidrocarburos de procedencia biológica. Esto sugiere la existencia de una especie aún no identificada que los produce. Los resultados fueron publicados en la revista Microbiome.
La pregunta elemental fue de dónde obtienen estas bacterias el combustible para alimentarse tan vorazmente. “Sabemos más sobre Marte que en la parte más profunda del océano”, indicó el profesor Xiao-Hua Zhang, de la Universidad Ocean de China, quien dirigió el estudio.
Para entender la fuente de hidrocarburos que “alimenta” a esta bacteria, el equipo analizó muestras de agua de mar tomadas en la superficie y de una columna de agua que llega al fondo de la zanja. “Distinguimos que un porcentaje muy alto tenía genes que codificaban las proteínas que están involucradas en la degradación de los hidrocarburos. Para confirmarlo, aislamos algunas bacterias de la base y las cultivamos en el laboratorio”, explica Lea-Smith.
Los expertos advirtieron que no es necesario emplear bacterias degradadoras de hidrocarburos de la Fosa las Marianas para controlar los derrames en la superficie del océano.” Sin embargo, estas bacterias pueden desempeñar un papel en el consumo de cualquier aceite que llegue al suelo oceánico, lo que limita la contaminación en este entorno”, sugiere Lea-Smith.
En los últimos años, los microbiólogos han identificado diferentes organismos microscópicos capaces de purificar el agua y el suelo de la contaminación por petróleo y productos derivados. Algunos de ellos ya se utilizan para el tratamiento biológico, pero la mayoría fueron poco estudiados.
Una de los microorganismos que se viene implementando con cierto éxito es el llamado Lysinibacillus sphaericus que, a través del lente del microscopio parece un caramelo esférico con un pequeño palito. Además de la descontaminación de aguas y suelos, produce toxinas mortales para las larvas de los mosquitos Anopheles, Aedes y Culex, vectores de enfermedades tropicales como la malaria, el dengue, el chikungunya, la fiebre amarilla, entre otras.
Mientras que la bacteria Oleispira antártica RB‐8, encontrada en el océano Antártico, tiene un metabolismo apto para limpiar zonas polares y fondos marinos afectados por derrames de crudo. Además, es capaz de producir altas concentraciones de anticongelante natural y modificar su membrana celular para resistir condiciones de alta salinidad y baja temperatura.
A nivel local, investigadores tucumanos en la Planta Piloto de Procesos Industriales Microbiológicos (PROIMI, CONICET-UNT) experimentan con dos bacterias, Pseudomonas monteilii P26 y Gordonia sp H19, que usan el petróleo como alimento y lo convierten en dióxido de carbono y agua. Estos microorganismos fueron inmovilizados en goma espuma y así los investigadores del instituto lograron remover, en siete días, el 75% de petróleo derramado en agua de mar artificial a una temperatura de 30 °C.
El premio a la resistencia lo tiene la bacteria Conan (Deinococcus radiodurans), cuya fuerza sobrenatural puede soportar la radiación ionizante. Así, una dosis de 5-10 grays (Gy, unidad del Sistema Internacional para medir la dosis de radiación ionizante) es suficiente para matar a una persona en una semana. Mientras que esta bacteria logra soportar hasta 15.000 Gy, por lo que los microbiólogos la postulan como candidata para ayudar a eliminar residuos radioactivos.
Fuente: Clarín