Un proyecto de la Universidad de Flores tiene como objetivo reducir el nivel de contaminación industrial a través de un módulo móvil de bajo costo con la particularidad que este dispositivo se nutre de ozono. Este factor aliviaría considerablemente la economía de la empresa o industria que lo ponga en práctica.
En líneas generales se trata de un producto que persigue la meta de reducir el nivel de contaminación en industrias que utilizan materia orgánica como principal insumo, lo cual resulta beneficioso tanto para el marco legal local como para los convenios internacionales firmados por la Argentina.
En ese sentido, las disposiciones de la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas están plasmadas en los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible en 2016, los cuales si bien no hay un marco jurídico que las regule, cada país asume el compromiso de ponerlas en práctica. En relación con los objetivos, tienen el propósito de promover la protección del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático. A su vez, algunos de esos objetivos están orientados a garantizar modalidades de consumo y producción sustentables y a bregar por un agua libre de impurezas. Es en ese marco donde se circunscribe el proyecto de UFLO.
“La ozonización es un proceso de purificación de aguas o efluentes que provienen de aquellas industrias que tienen materia orgánica o componentes biológicos como principal insumo”, explica Graciela Pozzer, licenciada en Ciencias Ambientales y directora del Departamento de Actividades Interdisciplinarias de UFLO. “Cuando se utiliza esa materia orgánica, se disuelve en agua y se transforma en residuos biodegradables. Estos tienen una gran capacidad de consumir oxígeno para biodegradarse. Así se puede arribar a la putrefacción, lo que conlleva olores y reduce la disponibilidad de agua para ése y otros usos”.
Una cuestión de costos.
Los residuos provenientes de sangre, suero, leche, harina, frutas o jabón se transforman en efluentes junto con el agua resultante de procesos de lavado de herramientas o cubetas y van a parar a lagunas de estabilización. Este líquido puede filtrarse a través de las capas del suelo y llegar a napas subterráneas o contaminar cuerpos de aguas superficiales. Se trata, en definitiva, de volúmenes de agua que no se pueden aprovechar dado que están contaminados.
Esta inutilización del agua implica una pérdida económica para la empresa. “Si la organización quiere evitar eso, tiene que hacer un enorme gasto instalando una planta de tratamiento, que es lo que la autoridad de aplicación exige. Debe estar ubicada al final del proceso industrial, antes que el efluente llegue al ambiente, y no sólo es muy costosa, sino que también tiene que ser operada por personal calificado que controle. Se deben tomar muestras que coincidan con los parámetros físico-químicos y biológicos que rigen en la legislación vigente. Una vez que pasa por esa planta, el agua debería ser limpia y hasta potable”.
El proceso
El mecanismo diseñado por el equipo de UFLO utiliza al oxigeno atmosférico (O2) como principal insumo. Este gas se transforma en ozono (O3), con una considerable capacidad de oxidación: al estar formado por tres átomos de oxígeno, uno de ellos se vuelve muy inestable, con alto poder oxidativo. Así, resulta muy fácil tomar oxígeno del aire a través de la corriente eléctrica y transformarlo en ozono.
Existen procesos de ozonización que utilizan agua oxigenada, pero resulta un insumo caro, porque además requiere radiación UV y Ozono como insumo a adquirir. “Nuestro emprendimiento resulta mucho más accesible porque se toma el oxígeno del aire, que es gratis, y a temperatura ambiente”, declara la especialista. “Lo tomamos a través de un colector de gases, se transforma en ozono dentro del ozonizador y hace pasar el efluente por ahí. Es un sistema que se conoce como Venturi. Lo que tiene de innovador nuestro producto es reordenar esos recursos ya existentes, aplicarlos a esta necesidad y sin ningún costo de insumos materiales, al utilizar el aire que estamos respirando. Y además es móvil: cualquiera lo puede colocar dentro de la etapa de la cadena productiva que considere necesario. Una vez que quien lo usa esté familiarizado, no necesita tener un personal con sueldo para que le venga a operar la planta de tratamientos. Se puede controlar una vez por día”.
Primeros pasos y normas a tener en cuenta
Los primeros ensayos fueron llevados a cabo en la fábrica de helados Abuela Goye y el frigorífico Golden Quail que, ubicados en la provincia de Buenos Aires, habían recibido denuncias por la calidad de efluentes arrojados. Los resultados fueron exitosos: la implementación del dispositivo logró reducir la DBO (demanda biológica de oxígeno), que es el principal parámetro que controla la autoridad de aplicación. Los microorganismos que descontaminan la materia orgánica demandan oxígeno biológicamente, se los inactiva y de esa manera disminuye la DBO.
Fuente: Universidad de Flores
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