Argentina tiene su primera escuela pública sustentable

El cuidado del ambiente y la promoción de prácticas sustentables son temáticas de las que se ocupan numerosas agrupaciones y organizaciones del mundo. Este es el caso de la Tagma, una organización uruguaya sin fines de lucro, que, dentro del programa Una Escuela Sustentable y en asociación con Earthship Biotecture, tiene por objetivo edificar una escuela pública sustentable en cada país de América latina.

Nuestro país ya cuenta con la primera escuela sustentable, que se inauguró en abril de este año. Grupo Edisur invita a descubrirla.

La primera escuela pública sustentable de Argentina se construyó al igual que la de Uruguay, utilizando el método creado en 1970 por el reconocido arquitecto Michael Reynolds y su empresa Earthship Biotecture, que desde hace más de 45 años se dedica a la construcción de viviendas autosustentables.

El concepto Earthship se aplica a un tipo de edificación construida con materiales naturales y reciclables, y con sistemas de ahorro energético. Estas casas están diseñadas para producir el agua, la electricidad y la comida para el autoabastecimiento.

Con esta idea y un fuerte componente educativo y comunitario, en 2016 se edificó la primera escuela fruto del trabajo conjunto de Tagma, la empresa de Reynolds y numerosos colaboradores.

La primera escuela pública sustentable de Latinoamérica vio la luz en el verano de 2016, en Jaureguiberry, Canelones, Uruguay. El proyecto involucró a más de 400 personas de todo el mundo y fue apoyado por instituciones del Gobierno y empresas colaboradoras.

El edificio de 300 m2, construido con más de 24 toneladas de materiales reciclados, se encuentra totalmente desconectado de la red de servicios y se autoabastece. Su construcción fue todo un éxito, no sólo en materia de sustentabilidad, sino también de educación, con un saldo del 100 por ciento de los alumnos promovidos y un 96 por ciento de asistencia a clases del alumnado. Además se realizaron más de 100 talleres educativos y más de 100 personas se capacitaron en su edificación con el método de construcción Earthship.

El proyecto recibió numerosos reconocimientos, como el premio Latinoamérica Verde 2017 y el galardón a la innovación en categoría impacto social, de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación de Uruguay.

Luego del éxito en Uruguay, se llevó a cabo la construcción de la primera escuela sustentable en nuestro país, que vio la luz en abril de este año. Se trata del centro educativo Amartya, en el municipio de Mar Chiquita.

Se construyó utilizando más de dos mil cubiertas usadas, cuatro mil botellas y ocho mil latas, y se terminó en el increíble plazo de 45 días gracias a la colaboración de más de 200 personas que ayudaron en su edificación.

La Tagma es una organización uruguaya sin fines de lucro, que dentro del programa Una Escuela Sustentable. (Grupo Edisur)

El centro tenía un alumnado de 60 chicos que pudo elevarse a 100 gracias al nuevo edificio de 300 m2, construido con materiales reciclados y que se autoabastece de agua, de energía y de calefacción. También produce alimentos y maximiza el uso de los recursos.

Amartya tiene como eje educativo la enseñanza de una vida amigable con el ambiente en las aulas y en la comunidad en general, por lo que ofrece talleres para el aprendizaje de los siete principios de sustentabilidad: utilización de materiales reciclados; tratamiento de aguas grises y negras; acondicionamiento térmico; aplicación de energías renovables; recolección y potabilización de agua de lluvia; producción de alimentos orgánicos, y el factor humano.

El modelo de la escuela sustentable será replicado en todo el municipio de Mar Chiquita para que en 2020 todos los centros educativos de la localidad cuenten con capacitaciones en sustentabilidad, lo que la convertirá en el primer municipio de Argentina en alcanzar este objetivo.

En Córdoba

Housing de Miradores, de Grupo Edisur, es el primer barrio de casas del país que obtuvo la certificación Edge, tanto en el diseño como en la construcción. Para lograrlo, la empresa demostró eficiencia en tres aspectos: entre el 55 y el 62 por ciento de ahorro de energía, el 54 por ciento de energía incorporada a los materiales (el ahorro en todos los procesos que tuvieron los insumos, desde el procesamiento de los recursos naturales hasta su traslado) y más del 40 por ciento de agua.

 

 

Fuente: La Voz

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