Los primeros días de la edición del Eco Friday, un evento de la plataforma de e-Commerce MercadoLibre que finalizó el pasado 27 de julio, arrojó interesantes resultados acerca de las ventas. Se incrementó un 810 por ciento las ventas en la categoría “Herramientas y construcción”, impulsada principalmente por la comercialización de los paneles solares para uso hogareño.
Si bien los datos se acaban allí, una suposición educada puede imaginar que este hecho tiene que ver con dos factores, principalmente: el ajuste de las tarifas de energía eléctrica (562 por ciento entre 2015 y 2017, según los datos del Índice de Precios al Consumidor) y, convergentemente, una mayor conciencia respecto a los temas ambientales y las ventajas del ahorro energético de fuentes no renovables.
“Es una categoría que viene creciendo año contra año que crece 400 por ciento en la Argentina”, indica Guadalupe Marín, gerente de Sustentabilidad en la plataforma. “Creo que es parte de una tendencia de un consumidor más responsable y también parte de esta campaña de energía eficiente que no se circunscribe en la Argentina sino en todo el mundo.”
Sin embargo, Marín no ve una correlación con el ajuste de tarifas. Reconoce, sí, que cuando se analiza los casos de países vecinos, ante la suba de precios, “hay una reconversión doméstica, más cuando los recursos son finitos”.
Por su parte, el sociólogo Daniel Schteingart dice que no tiene datos concretos pero considera que las tarifas, tras los aumentos, pasaron a ser un porcentaje importante del presupuesto familiar y entonces se empiezan a hacer racionalizaciones en los gastos. “Si antes pagabas $ 100 de gas no te vas a poner mucho a investigar otras alternativas, pero si te vienen $ 3.000 te vas a poner a investigar.”
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Un dato, menor pero dato al fin, que sirve para refrendar la hipótesis sobre las tarifas ─en este caso del transporte─ es otro de los ítems más buscados: la “bici eléctrica”, que creció un 90 por ciento.
Qué dicen los que saben (sobre paneles solares)
Daniel Nofal, el fundador de Sustentator –una dedicada a la ingeniería e instalación de energías renovable—e IPlan, afirma que “sin duda hay más compra de paneles” y señala el hecho que la empresa que él conduce creció cuatro veces el año pasado y este año esperan“crecer por dos”. Lo fundamental, considera, es la reducción de los valores en los sistemas y la capacidad de repago: “Cuando empezamos a vender sistemas de energía el repago de la inversión era de 70 años; ahora es de entre siete y 12 años dependiendo de tu zona, tu sol y tu tarifa”, argumenta. “Los paneles bajan a razón de 30 y 40 por ciento por año.” El asunto de la tarifa juega su papel. “Si el costo de la energía es mínimo hay cero incentivo a invertir en energías renovables”, sentencia.
El gerente comercial de Aldar, ingeniero Alejandro Zitzer, una empresa local con 25 años de trayectoria en este ecosistema, va por el mismo camino en cuanto al crecimiento pero señala que hay considerar que él se refiere específicamente a “proyectos solares fotovoltaicos para viviendas, comercios e industrias” que deben ser dimensionados por expertos. Es decir que no es algo sencillo de aprehender para los neófitos.
“Mi opinión personal, es complejo vender kits por la web ya que existe una alta probabilidad que el cliente interesado no compre el kit o producto adecuado ante el potencial desconocimiento del tema y además, en el caso que de todos modos lo compre, existe una alta probabilidad adicional que no instale correctamente el mismo. Esto de alguna manera va en detrimento de la energía solar fotovoltaica ya que cuando ‘el sistema no funciona’, le echan la culpa al sol, a la energía solar o al kit o producto, pero no a quien los asesora.” En cuanto a los motivos, Zitzer va en la misma línea que la fuente de MercadoLibre: “La ecología, lo verde, la responsabilidad social empresaria, el cambio climático, el cuidado del medio ambiente y el desarrollo sustentable”.
También sobre las dimensiones habla Pablo Ilincheta, gerente de ventas de Solartec, una compañía con kits solares en la plataforma de e-commerce (llegan allí a través de sus distribuidores, ya que ellos no los publican, aclara la fuente). Reconoce que el mercado ha crecido pero considera que es por cuestión de hobbie. “Nos están matando a consultas, pero más que nada por desconocimiento de costos”, explica. “Por ahora la instalación y la viabilidad de la misma hacen que un sistema de escala sea costoso para los usuarios residenciales.” Pero, con la pronta regulación de la ley de generación distribuida (número 27.424) ─que va a permitir que los usuarios inyecten energía eléctrica a la red y reciban algún tipo de beneficio por parte de las distribuidoras-─, se espera que los números se hagan más llevaderos para aquellas personas interesadas.
Respecto a la viabilidad de energía distribuida en el país, el ingeniero electrónico y consultor Jorge Andreotti, no tiene demasiadas expectativas, más allá del entusiasmo que se percibe actualmente, pos sanción de la ley en noviembre del año pasado y que espera de regulación por parte del Ministerio de Energía de la Nación. “El problema que veo en Argentina sobre la autogeneración es que el control y mantenimiento de la instalación fotovoltaica queda a cargo del usuario. Una cosa es que quede a cargo de un usuario de Alemania y otra es que quede a cargo de un usuario argentino, cuya reacción cuando el sistema le falle va a ser salir a cortar la calle. Considerá que el 99 por ciento de los argentinos no entienden las facturas de electricidad. Su capacidad de análisis solo les permite ver el monto a pagar, pero ninguno sabe leer cuantos KWh consumió.”
Fuente: Info Technology
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