Santa Fe evalúa celdas para generar electricidad con etanol

Una delegación de funcionarios provinciales y empresarios santafesinos realizó una gira por Austria e Italia para evaluar la compra de una celda de combustible capaz de generar energía eléctrica a partir de bioetanol y biogás.

La celda SOFC -que ya hemos presentado en este suplemento- es un dispositivo que genera electricidad a partir de una reacción sencilla: ingresa hidrógeno puro, proveniente de un tanque de almacenaje, y se encuentra a su paso con oxígeno del aire. La reacción produce agua y corriente eléctrica.

La ventaja de esta tecnología es que puede obtener el hidrógeno a partir de bioetanol o biogás mediante una reacción que se denomina reforming. Puede aplicarse tanto a movilidad, como a la generación eléctrica estacionaria.

La comitiva fue encabezada por Maximiliano Neri -ex subsecretario de Energías Renovables de la provincia – recientemente nombrado al frente de la Empresa Provincial de Energía (EPE) de Santa Fe, que brinda electricidad a más de un millón de clientes. Todo un dato es que quien está ahora al frente de la compañía provenga del sector de las energías renovables. Lo interesante es que el Gobierno de Santa Fe está evaluando la compra de una celda de 10 KW.

La gira comenzó por Viena (Austria), donde se llevó a cabo la Austrian World Summit. Una cumbre de alto nivel sobre el liderazgo en la implementación del Acuerdo Climático de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

Luego continuó en Gratz, donde se visitó a AVL, una empresa líder a nivel mundial en el desarrollo de motores y transmisiones, que lleva más de 15 años estudiando las celdas de combustibles. Cuenta con 120 ingenieros dedicados exclusivamente al desarrollo de esta tecnología. Allí informaron que hoy en los prototipos de SOFC están alcanzando una eficiencia del 55%, bastante superior al 32% que alcanzan hoy los vehículos a combustión más eficientes.

El recorrido continuó por Turín (Italia), donde se visitó una planta de tratamientos de aguas cloacales. Allí, la empresa SMAT (Sociedad Metropolitana de Agua Torino) genera biogás y fertilizantes a partir de los barros obtenidos en la purificación del agua. Luego, mediante una SOFC lo transforman en energía eléctrica. Un claro ejemplo de economía circular.

Hoy los costos de esta tecnología están bastante por encima de otras energías renovables. No se producen en serie y su construcción demanda de miles de placas que sean soldadas una con otra, que se hacen en forma manual a costo de hora hombre finlandés o austríaco. En la medida en que se vayan desarrollando y produciendo en serie, los costos irán bajando notablemente. Expertos de AVL y SMAT coinciden en que un lustro el precio podría llegar a valores en tornos de los U$S 1.500 a U$S 2.000 por KW; es decir, similares al de otras energías renovables.

Se sabe que los motores a pistón tienen certificado de defunción. Especialistas aseguran que a más tardar en 30 años ya habrán sido desplazados del mercado por tecnologías de cero emisiones. De hecho, en la última edición de salón del automotor en Tokio, Toyota -la firma japonesa más importante- no presentó ningún vehículo con motores a combustión. Si bien hoy por hoy la movilidad eléctrica se encuentra como la alternativa más desarrollada, las celdas de combustibles le vienen ganando terreno día a día al punto que Toyota y Honda ya tienen en el mercado autos a hidrógeno.

La posibilidad que brinda el bioetanol de poder proveer hidrógeno da ventajas fundamentales respecto al transporte eléctrico: por un lado, no requiere la infraestructura de carga y brinda mucha más autonomía, evita los prolongados tiempos de carga de baterías y además aseguran la sustentabilidad ambiental, ya que el bioetanol es 100% renovable. La movilidad eléctrica depende de cuál fue la fuente utilizada para generar esa electricidad.

La transición de una economía fósil a una bioeconomía generará nuevas oportunidades. La carrera ya comenzó y en Santa Fe saben que los que lleguen primero correrán con una gran ventaja. 

 

Fuente: Clarín Rural

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