En el marco del Congreso anual Maizar 2018, distintos especialistas analizaron el futuro de la bioeconomía en el país y la respuesta fue unánime. La bioeconomía no es el futuro, es el presente y ahora es el momento de aprovechar todo el potencial de la cadena de maíz.
El secretario de Alimentos y Bioeconomía del Ministerio de Agroindustria, Andrés Murchison, disertó ante una sala llena y aclaró de entrada que “la bioeconomía no es algo abstracto, es una nueva manera de organizar la producción agroindustrial”.
Subrayó que los efectos de la aplicación de este nuevo modelo tienen beneficios tanto sociales, económicos como ecológicos. “Los dos pilares de la bioeconomía son la localización –es decir la transformación de los productos en origen– y la economía circular”, indicó. “Estamos exportando la gran mayoría de nuestra producción de maíz y soja en vez de procesarlo localmente y generar desarrollo y empleo en el interior del país”, recalcó el funcionario.
La bioenergía es una industria que se abre y Argentina tiene un fuerte potencial productivo de etanol, un derivado del maíz. Este tipo de energía permite disminuir la dependencia a los combustibles fósiles, beneficiando al medio ambiente por la reducción de la huella de carbono además de fomentar una nueva industria.
“En la Argentina hay muchísima biomasa para transformar. Tenemos una gran oportunidad, y desde el Ministerio de Agroindustria estamos trabajando en una política en bioeconomía, con diversos programas y mucho para trabajar: hace falta medir el impacto, en lo social, ambiental y económico, y estamos haciéndolo”, advirtió el secretario.
Fuente: Agrofy News
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